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Miles de personas marcharon el miércoles en Brasil, en lo que fue una de las mayores manifestaciones contra el campeonato mundial de fútbol 2014. Integrantes del Movimiento de Trabajadores Sin Techo bloquearon una de las principales autopistas de São Paulo, en protesta contra las enormes cantidades de dinero gastadas en el torneo y en demanda de vivienda digna. En Porto Alegre, otra de las ciudades donde está teniendo lugar el Mundial de Fútbol, la policía disparó con gas lacrimógeno y granadas de estruendo a los manifestantes que protestaban contra la FIFA, organismo rector del fútbol internacional. Los manifestantes, que protestaban de manera pacífica, fueron ampliamente superados en número por los escuadrones de policía antidisturbios, totalmente militarizados. A principios de esta semana, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, estuvo en Brasil para ver el partido de Estados Unidos, que derrotó a Ghana por 2 a 1, y para intentar restablecer el vínculo con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, después de que se revelara el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional sobre Brasil, incluido el teléfono celular personal de la presidenta Rousseff. Todo esto sucede también al tiempo que Brasil tiene por delante los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, que según se prevé, generaran otra ronda de desalojos masivos de población. En directo desde el estadio Maracaná, en Río de Janeiro, hablamos con el cronista deportivo Dave Zirin, autor de “Brazil’s Dance with the Devil: The World Cup, The Olympics and the Fight for Democracy” (La danza de Brasil con el diablo: el Mundial de fútbol, los Juegos Olímpicos y la lucha por la democracia).
Crédito de la foto: Reuters