El pueblo de Ferguson, Missouri tuvo otra noche de fuertes disturbios en el marco de las protestas por la muerte de Michael Brown, un joven de 18 años baleado por la policía. Al menos treinta y un personas, entre ellas dos periodistas, fueron detenidos mientras estallaban los enfrentamientos en las calles entre grupos de manifestantes y la policía antidisturbios. La policía afirma que recibieron “muchos disparos de armas de fuego” y que sospechosos no identificados dispararon a dos personas en el curso de la noche. Las manifestaciones se produjeron horas después de que los abogados de la familia Brown hicieran una conferencia de prensa para analizar los hallazgos de la autopsia privada que reveló que Brown había recibido seis disparos. El agente que le disparó a Brown, Darren Wilson, permanece escondido y está de licencia con goce de sueldo. Desde las calles de Ferguson hablamos con el reverendo Osagyefo Sekou, un pastor de la Primera Iglesia Bautista en la localidad de Jamaica Plain, Massachusetts, que fue enviado a Missouri por la organización Fellowship Reconciliation. “Es una tragedia que como clérigo necesite más una máscara de gas que el collar clerical, para hacer el trabajo que me siento llamado a hacer”, afirma Sekou.