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Después de que un médico de la ciudad de Nueva York determinara que la muerte de Eric Garner fue un homicidio a manos de la policía, analizamos la creciente preocupación por el uso de llaves de estrangulamiento y un nuevo intento de responsabilizar a los agentes mediante la defensa del derecho de un ciudadano a filmar las acciones de los agentes. El 17 de julio, la policía de Nueva York le colocó a Garner, un hombre afroestadounidense padre de seis niños, una llave de estrangulamiento, después de haberlo enfrentado por vender cigarrillos sueltos conocidos como “loosies”. En un video del incidente se ve que un agente empuja a Garner al suelo sujetándolo por la nuca y luego aprieta su cabeza contra la acera. Garner repite varias veces que no puede respirar. Familiares y amigos de Garner piden que se presenten cargos penales contra el agente y que se haga una investigación federal de derechos civiles. La llave de estrangulamiento, como la que mató a Garner, está prohibida en los lineamientos de la policía de Nueva York sobre el uso excesivo de fuerza, desde hace más de dos décadas. Pero hoy, la Comisión de Revisión en Asuntos de Derechos Civiles de la ciudad se reunirá para analizar más de mil reclamos por el uso de este instrumento contra agentes en los últimos años. Nos acompañan dos madres cuyos hijos murieron a manos de agentes de la policía de Nueva York, Iris Baez y Kadiatou Diallo. También hablamos con el abogado de libertades civiles Norman Siegel y su cliente Debra Goodman, una secretaria judicial jubilada que inició juicio contra la ciudad de Nueva York tras ser detenida por filmar a la policía en un incidente el año pasado.