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Mientras aumentan los ataques estadounidenses sobre Siria, la organización Human Rights Watch afirma que un bombardeo realizado la semana pasada sobre la ciudad de Idlib debería ser investigado por posible violación de leyes de guerra. Los ataques realizados a primeras horas de la mañana del 23 de septiembre en la localidad de Kafr Deryan, en la provincia de Idlib del norte del país, dejaron un saldo de al menos siete civiles muertos, entre ellos cinco niños. Activistas locales en la escena del ataque filmaron y juntaron restos de armamento usado en los ataques. Human Rights Watch revisó las imágenes e identificó los restos de un motor turbohélice de un misil crucero Tomahawk, un arma que sólo tienen los gobiernos de EE.UU. y Gran Bretaña. “Declaraciones de testigos sugieren que el ataque sobre la localidad afectó a civiles y no un objetivo militar; no discriminar entre combatientes y civiles o causar la pérdida de vida civiles desproporcionada a la ventaja militar esperada, constituye un crimen de guerra”, detalla HRW. El grupo solicitó al gobierno de EE.UU. que investigue las acusaciones y que publique los hallazgos. Nos acompaña Nadim Houry, investigadora de Human Rights Watch para el Líbano y Siria.