Mientras al menos 128 personas murieron en Turquía el sábado, cuando se produjeron explosiones casi simultáneas que destrozaron una concentración pacifista en la capital del país, Ankara. Más de 245 personas resultaron heridas. Las bombas explotaron justo en momentos en que grupos kurdos, sindicatos y organizaciones de izquierda se estaban preparando para empezar una marcha en protesta contra la reanudación de los enfrentamientos entre el estado turco y los combatientes kurdos. En horas de la mañana de hoy, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, culpó al grupo Estado Islámico del atentado. Pero los organizadores de la marcha acusaron al gobierno por no evitarlo. Los atentados del sábado ocurrieron tres semanas antes de las elecciones legislativas anticipadas. La tensión en Turquía aumentó desde el mes de junio, cuando el partido gobernante AKP perdiera la mayoría parlamentaria en una gran derrota para el presidente Recep Tayyip Erdogan. El partido opositor HDP ganó el 13 por ciento de los votos y se aseguró escaños en el parlamento por primera vez. Desde las elecciones, las hostilidades entre las fuerzas de seguridad turcas y los combatientes kurdos se intensificaron. Hablamos con el legislador turco Hisyar Özsoy y con al profesor de UCLA Asli Ü. Bâli.
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