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Mientras Francia y Bélgica toman medidas para aumentar el poder del Estado tras los atentados en París, funcionarios jerárquicos estadounidenses renovaron un intento para defender la vigilancia masiva y desestimar a quienes la cuestionan. El miércoles, el director del FBI, James Comey, dijo que los agentes policiales y de inteligencia deben tener acceso a información encriptada de teléfonos inteligentes, a pesar de que no hay evidencias de que los atacantes de París hayan usado la encriptación. Mientras tanto, otros funcionarios usaron los atentados en París para criticar al denunciante de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. (NSA), Edward Snowden. En los últimos días, el director de la CIA, John Brennan, sugirió que las revelaciones sobre espionaje masivo dificultaron encontrar a los terroristas, mientras que el ex director de la CIA, James Woolsey, dijo que Snowden tiene las manos manchadas con sangre. “No escuchamos una mentira tan descarada y desvergonzada de los agentes de inteligencia ni de los militares desde los años 2002 y 2003, cuando hacían propaganda en el país para invadir Irak sobre la base de pretensiones absolutamente falsas”, afirma Glenn Greenwald del sitio de noticias The Intercept y ganador del premio Pulitzer de periodismo que denunció la vigilancia masiva de la NSA sobre la base de las filtraciones hechas por Snowden. “En realidad es estremecedor escuchar eso”.