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En Ohio un gran jurado decidió que no habrá cargos por el asesinato de Tamir Rice, un niño afroestadounidense de doce años de edad. El 22 de noviembre de 2014, Tamir Rice estaba jugando con un revólver de juguete en un parque de Cleveland. Alguien llamó al 911 e informó haberlo visto con un arma, pero señaló que era “probablemente falsa” y que la persona en cuestión era “probablemente un menor”. Esa información no llegó al agente que salió a atender la emergencia. Después de estacionar el auto patrullero frente a Tamir, el agente Timothy Loehmann le disparó en el plazo de dos segundos. Ni Loehmann ni su compañero, Frank Garmback, hicieron primeros auxilios para tratar de salvar la vida de Tamir. Después cuando la hermana de catorce años de Tamir corrió al lado de su hermano, la tiraron al piso, la esposaron y la introdujeron al auto patrullero mientras el niño agonizaba en el piso. Tamir murió al día siguiente. El lunes, después de una investigación de más de un año, el gran jurado presentó su decisión de no enjuiciarlos. “Estamos estupefactos”, afirma la prima de Tamir Rice, Latonya Goldsby. “No podemos creer que se emita este fallo de la forma en que se lo hizo”.