En San Bernardino, California, dos hombres armados abrieron fuego contra un centro de servicios sociales, donde mataron a catorce personas e hirieron a otras diecisiete. Más tarde, la policía mató a dos sospechosos, identificados como el matrimonio de Syed Farook y Tashfeen Malik. La masacre ocurrió a unos 100 kilómetros de Los Ángeles en el Inland Regional Center, un centro que brinda servicios a personas con discapacidad. Fue el peor tiroteo en Estados Unidos desde la masacre de la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, cuando un hombre armado mató a veinte niños, seis adultos y a su madre, y se quitó la vida. El jefe de policía de San Bernardino Jarrod Burguan dijo que uno de los sospechosos de la masacre del miércoles, Syed Farook, es un empleado del departamento de salud del condado que había asistido ese mismo día a una fiesta del departamento en el Centro. El jefe de policía dijo que Farook se fue de la fiesta después de mantener una discusión, luego regresó y abrió fuego contra los presentes. Después del tiroteo de San Bernardino, el presidente Barack Obama habló con la periodista Norah O’Donnell de CBS News.
Obama declaró: “Lo que sabemos es que tenemos un patrón de tiroteos en este país que no tiene parangón en ninguna parte del mundo y hay medidas que podríamos adoptar, no para eliminar todos estos tiroteos, pero al menos para aumentar las probabilidades de que no ocurran con tanta frecuencia. Ambos partidos debemos ponernos de acuerdo en todos los niveles del gobierno para que esto se vuelva algo inusual y deje de ser algo normal”.
En 2015, se registró un promedio de más de un tiroteo al día en Estados Unidos. En total, 462 personas murieron en lo que va de este año.