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El presidente Obama ha solicitado al Congreso una autorización formal para utilizar la fuerza militar contra el Estado Islámico. Esto sucede después de seis meses de iniciado el bombardeo de EE.UU. sobre Irak y Siria. La resolución enviada impone un plazo máximo de tres años para las operaciones de Estados Unidos, pero no establece ninguna limitación geográfica. También abre la puerta para realizar operaciones de combate terrestre, sólo en ciertas circunstancias. La resolución utiliza un lenguaje abarcativo, que incluye la posibilidad de acciones militares contra el Estado islámico, así como contra “personas y organizaciones que luchen para, en nombre de, o junto a [ISIS] o cualquier entidad estrechamente vinculada que la suceda en hostilidades contra Estados Unidos o sus aliados de la coalición”. La resolución también deja vigente la Autorización para el uso de la fuerza militar, de composición abierta, que el Congreso promulgó una semana después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, que ha sido utilizada para justificar las intervenciones en Afganistán, Somalia, Pakistán y Yemen, entre otras, y cuya derogación había sido pedida anteriormente por Obama. Hablamos con Norman Solomon, director ejecutivo del Institute for Public Accuracy (Instituto para la precisión pública) y autor de numerosos libros, entre ellos: “War Made Easy: How Presidents and Pundits Keep Spinning Us to Death” (La guerra fácil: cómo presidentes y expertos estadounidenses nos siguen llevando a la muerte).