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Decenas de miles de personas, entre ellos el presidente Obama y más de cien miembros del congreso de Estados Unidos, viajaron a Selma, Alabama, este fin de semana para recordar el cincuenta aniversario de la marcha conocida como “Bloody Sunday” (Domingo Sangriento). El 7 de marzo de 1965, agentes de policía del estado atacaron brutalmente a cientos de activistas pacíficos a favor del derecho al voto fueron que estaban cruzando el puente Edmund Pettus en un intento por unir Selma con Montgomery. El domingo sangriento fue el primero de tres intentos de marchas, una de las cuales finalmente se pudo realizar con protección federal y con la conducción del Dr. Martin Luther King el 24 de marzo. Las manifestaciones contribuyeron a que en 1965 se aprobara la Ley de derecho al voto. “Esa es la ironía de estar acá hoy”, afirma Sherrilyn Ifill, presidente y asesora del directorio del Fondo de Defensa Legal de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP). “Vinimos a conmemorar y elevar y celebrar el activismo y la aprobación de la Ley de derecho al voto de 1965. Pero hoy la Ley de derecho al voto está en peligro por la decisión de la Corte Suprema en el caso Shelby hace dos años”. Ifill destaca cómo el tribunal puso fin a la revisión federal de los cambios a las leyes que regulan el voto en jurisdicciones con una historia de abusos y lanza una ola de nuevas restricciones al voto. Además detalla los intentos de esta organización de restaurar esta protección.