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Después de pasar tres décadas en el pabellón de los condenados a muerte en Luisiana, Glenn Ford fue liberado en marzo de 2014, sobre la base de nuevas pruebas que lo absuelven de la condena por el asesinato del dueño de una joyería perpetrado en 1983. Ford es afroestadounidense y fue juzgado por un jurado conformado en su totalidad por ciudadanos blancos. En el año 2000, la Corte Suprema de Luisiana ordenó una audiencia probatoria ante la afirmación de Ford de que la fiscalía había suprimido pruebas favorables a él, relacionadas con dos hermanos inicialmente implicados en el crimen. Después, en el año 2013, un informante no identificado declaró ante los fiscales que uno de los hermanos había admitido haber disparado y asesinado al dueño de la joyería. Poco después de su liberación producida el año pasado, Ford recibió una segunda sentencia de muerte: cáncer de pulmón en etapa tres, que ahora está en etapa cuatro y se extiende a los huesos, los nódulos linfáticos y la espina dorsal. Su abogado afirma que Ford fue internado en el hospital en Nueva Orleans. Ford inició un juicio federal en el que sostiene que los agentes y las autoridades médicas penitenciarios sabían que él tenía cáncer en 2011, pero que le denegaron tratamiento. Glenn Ford es uno de los presos liberados que más tiempo estuvo en el pabellón de los condenados a muerte. Conforme a las leyes de Luisiana, Ford puede pedir un máximo de trescientos mil dólares en carácter de compensación. Pero la semana pasada un juez le denegó el pedido, al afirmar que Ford estuvo involucrado en dos delitos menores. Nos acompaña el fiscal principal del juicio contra Ford por asesinato, Marty Stroud, que habló a favor de la compensación. En una carta de tres páginas dirigida al periódico The Shreveport Times, Stroud afirma que ya no apoya la pena de muerte y pide perdón a Ford. “Pido perdón a Glenn Ford por todo el sufrimiento que le he causado a él y a su familia”, escribió.