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El viernes pasado, una mujer afroestadounidense volvía a su casa después de una entrevista de trabajo en el condado de Waller, Texas, cuando fue detenida por la policía. Aparentemente, había hecho la señal incorrecta para cambiar de carril. Dos días después, la mujer, Sandy Bland, fue encontrada muerta en una celda de la cárcel. En un video tomado por un transeúnte durante la detención se ve a Bland gritar que el agente la había golpeado la cabeza contra el piso. Según la policía, Sandra Bland fue detenida y acusada de “ataque a un agente público”. El lunes, la policía afirma que Bland fue “hallada en su celda sin respirar de lo que pare ser una asfixia autoinfligida”. El anuncio fue hecho por Glenn Smith, sheriff del condado de Waller. Mientras tanto, se supo que Smith había sido despedido de su cargo anterior como jefe de policía de Hempstead, Texas, en medio de acusaciones de racismo. Amigos y familiares de Bland cuestionan la versión de Smith, al decir que la idea del suicido por ahorcamiento es “incomprensible”. Desde los medios sociales exigen respuestas sobre la muerte de Sandra Bland. El hashtag #SandraBland es tendencia en Twitter y desplazó a los premios Emmy como tema de análisis. Hablamos con Maya Schenwar, editora del sitio Truthout y autora de Locked Down, Locked Out: Why Prison Doesn’t Work and How We Can Do Better (Encerrado, marginado: por qué la cárcel no sirve y cómo podemos mejorar).
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