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Hace setenta años, a las 8:15 hs. de la mañana, Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica del mundo, sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. La destrucción ocasionada fue inmensa. La conmoción, las olas de radiación y el calor se cobraron las vidas de una 140 mil personas. Tres días después, Estados Unidos lanzó una segunda bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Nagasaki, dejando un saldo de otras 74 mil víctimas fatales. El presidente estadounidense de entonces, Harry Truman, anunció el ataque sobre Hiroshima en un discurso televisado a nivel nacional el 6 de agosto de 1945. Hoy, mientras el sol sale en Hiroshima, decenas de miles de personas empezaron a reunirse en el Parque del Monumento a la Paz de Hiroshima, para recordar el primer ataque nuclear del mundo. Nos acompaña el reconocido novelista japonés, ganador del premio Nobel de literatura del año 1994, Kenzaburo Oe, cuyos libros tratan temas políticos y sociales, entre ellos las armas y la energía nucleares. “Si el Sr. Obama viniera a las ceremonias de recordación en Hiroshima o Nagasaki, por ejemplo podría reunirse con los hibakusha, o sobrevivientes, a compartir ese momento de silencio. Además, podría anunciar que consideraría el tema de las armas nucleares desde la perspectiva de toda la humanidad y la importancia de la abolición de la energía nuclear desde esa perspectiva; creo que eso sería lo más importante que cualquier político o legislador podría hacer en este momento”, afirma Oe. Oe también habló en defensa de la constitución pacifista de Japón, la que el primer ministro Shinzo Abe trató de reformar con el objeto de permitir que Japón envíe tropas a distintos conflictos, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.