El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró un estado de emergencia de tres meses después del golpe militar fallido de la semana pasada. En los últimos tres días, decenas de miles de empleados públicos –entre ellos, soldados, policías y maestros– fueron despedidos. Algunos han sido arrestados. En Ankara, la capital turca, los partidarios de Erdogan celebraron la decisión.
Ismael Canocak declaró: “Si Tayyip Erdogan considera necesario el estado de emergencia, debe ser la mejor opción. Con suerte, vamos a superar esta situación bajo su mando. No tenemos ningún temor ni reservas sobre el estado de emergencia. La vida continúa en Turquía. Lo mismo sucede con las manifestaciones por la democracia que realizamos por la noche. Si Dios quiere, este período continuará bajo el liderazgo de nuestro comandante en jefe”.
Desde el día en que tuvo lugar el golpe de Estado fallido, Erdogan ha prometido restablecer la pena de muerte en Turquía. El gobierno también hizo una solicitud formal de extradición para el clérigo turco Fethullah Gülen, a quien Erdogan acusa de ser el autor intelectual del hecho y que vive en las montañas Poconos, en Pensilvania. El gobierno de Estados Unidos todavía no ha tomado una decisión al respecto.