El atentado del domingo en Bagdad se produjo solo dos días después de que milicianos tomaran el control de un restaurante de moda en Dhaka, Bangladesh, donde capturaron decenas de rehenes y, finalmente, mataron a 22 personas. El viernes, seis atacantes irrumpieron en la cafetería Holey Artisan Bakery, ubicada en el distrito diplomático de la capital, con explosivos, armas de fuego y espadas. En un asedio de once horas, los milicianos mataron a 20 comensales, entre ellos nueve italianos, siete japoneses, un indio, dos bangladeshíes y un ciudadano estadounidense. Dos oficiales de policía fueron asesinados más tarde, cuando las autoridades allanaron el restaurante y mataron a cinco de los seis agresores. Las autoridades afirman que los seis atacantes eran hombres jóvenes de la élite del país, muchos de los cuales asistieron a las mejores escuelas del país. El ISIS se ha atribuido la responsabilidad del ataque, aunque las autoridades de Bangladesh sostienen que los hombres eran parte de grupos milicianos locales. El lunes, cientos de personas se congregaron en Dhaka para rendir homenaje a las víctimas.
Khushi Kabir enunció: “Estamos aquí reunidos hoy con dolor, ira, solidaridad, en protesta por los horripilantes asesinatos de personas inocentes que simplemente habían ido a cenar. Este tipo de ataque en un lugar público donde hay civiles inocentes, muchos de los cuales eran huéspedes en nuestro país, es inaceptable para todas las personas de este país”.