El Senado brasileño votó a favor de la destitución de Dilma Rousseff, la presidente democráticamente elegida, en una medida que para muchos equivale a un golpe de Estado. La votación fue de 61 votos contra 20. Rousseff denunció la decisión, al afirmar que no hay justificación constitucional para su juicio político. En un giro inesperado, los senadores votaron 42 a 36 a favor de permitir que Rousseff mantenga sus derechos políticos, lo que significa que puede seguir participando en las elecciones y ejercer cargos públicos en el futuro. Los senadores opositores furiosos prometieron “apelar ante la Corte Suprema” para revertir la decisión. El juicio político contra Dilma Rousseff pone fin a trece años de gobierno del Partido de los Trabajadores en Brasil y confirma a Michel Temer como presidente durante los dos años que restan del mandato de Rousseff. Temer es una figura muy rechazada y actualmente él mismo está siendo investigado, ante acusaciones de haber recibido contribuciones ilegales para su campaña de la empresa petrolera estatal Petrobras.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que le hicimos (en inglés) a James Green, profesor de historia y cultura brasilera de la Universidad de Brown. Green es director del proyecto Brown’s Brazil Initiative y autor de varios libros, entre ellos “We Cannot Remain Silent: Opposition to the Brazilian Military Dictatorship in the United States” (“No podemos quedarnos callados: la oposición a la dictadura militar brasilera en Estados Unidos).