En el Capitolio, los legisladores exigen que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entregue cualquier grabación que pueda tener de las conversaciones mantenidas con James Comey, el director del FBI que fue despedido por el presidente la semana pasada. La demanda llega después que Trump amenazara a Comey en una de sus publicaciones explosivas de Twitter, el viernes: “Será mejor para Comey que no haya ‘grabaciones’ de nuestras conversaciones, antes de que empiece a filtrar [información] a la prensa”. La semana pasada, Trump reconoció en una entrevista para la cadena de noticias NBC que había despedido a Comey, en parte, por la investigación del FBI que evaluaba si la campaña de Trump había conspirado con Rusia para presuntamente hackear las elecciones presidenciales de 2016. Comey ha sido invitado a reunirse con el Comité de Inteligencia del Senado el martes. Los demócratas han dicho que no van a votar un nuevo director del FBI hasta que se nombre a un fiscal especial para presidir la investigación de los vínculos de Trump con Rusia. El domingo, el ex director de Inteligencia Nacional James Clapper dijo que la decisión de Trump de despedir a Comey representa un ataque a las instituciones de Estados Unidos.
James Clapper: “Creo que, en muchos sentidos, nuestras instituciones están siendo atacadas, tanto externamente –y esa es la gran noticia aquí: la interferencia de Rusia en nuestro sistema electoral– y creo que también nuestras instituciones están siendo atacadas internamente”.
Jake Tapper: “¿Internamente, por el presidente?”
James Clapper: “Exacto”.
El periódico The New York Times informa que los republicanos del Senado comienzan a distanciarse del presidente Trump, en medio de la creciente frustración por el despido de Comey. El jueves, la senadora de Maine Susan Collins expresó: “Parece que casi todos los días tenemos una conmoción, una crisis, en Washington”.