Titulares26 de diciembre de 2018

En Nuevo México, un niño guatemalteco murió en vísperas de Navidad estando bajo custodia del Servicio de Control de Aduanas y Protección Fronteriza, y se convirtió en el segundo niño migrante que muere bajo detención estadounidense en este mes. Felipe Gómez Alonzo ingresó al hospital en la mañana de vísperas de Navidad, en donde se le diagnosticó un resfriado común, se le administró ibuprofeno y antibióticos y luego fue dado de alta. Pero el niño fue empeorando a lo largo del día. Luego de que empezara a vomitar, fue enviado de regreso al mismo hospital, pero perdió el conocimiento en el camino y fue declarado muerto en Nochebuena, justo antes de la medianoche. Aún no se conoce la causa de su fallecimiento. El niño había sido detenido junto con su padre el 18 de diciembre. El gobierno de Estados Unidos encabezado por Donald Trump afirmó que estaba investigando este último fallecimiento y que había ordenado que se realizaran revisiones médicas a todos los menores que se encuentran bajo su custodia. Esto tiene lugar luego de la muerte de una niña indígena guatemalteca de siete años, Jakelin Caal Maquín, quien murió el 8 de diciembre, también en Nuevo México, dos días después de que ella y su padre se presentaran en la frontera para solicitar asilo. Si bien el presidente Trump no ha dejado de hablar del muro fronterizo, no ha publicado ningún tuit ni ha hablado sobre los niños fallecidos. Las muertes provocaron la condena internacional y pedidos de una investigación meticulosa e independiente. Felipe González Morales, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos de los migrantes, afirmó: “Los Estados tienen la obligación de cuidar de los migrantes que llegan a la frontera, no pueden tratarlos como animales en condiciones inhumanas. […] La detención de menores por su estatus migratorio es una violación de las leyes internacionales”.

El reciente fallecimiento del niño migrante se produce mientras el cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos entra en su quinto día. El cierre se produjo a causa de la exigencia del presidente Trump de que se asigne una mayor cantidad de dinero para la expansión del muro fronterizo entre Estados Unidos y México. Debido al cierre, 88% de los trabajadores del Departamento de Seguridad Nacional se encuentran entre los empleados federales que se han visto obligados a trabajar sin recibir pago. En Navidad, Trump afirmó que el cierre [parcial] continuará hasta que los demócratas accedan a proporcionar 5.000 millones de dólares para financiar el muro, a pesar de su promesa de campaña según la cual obligaría a México a pagar por su construcción.

El presidente Donald Trump expresó: : “No puedo decir cuándo se abrirá el gobierno; puedo decirles que no se abrirá hasta que tengamos un muro, una valla o como quieran llamarlo. Yo lo llamaré como quieran, pero es todo la misma cosa: es una barrera que evitará que la gente entre al país a raudales, que evitará que entren drogas; es una barrera contra las drogas”.

En Twitter, Trump publicó una imagen del diseño del muro con las palabras: “¡Este es el diseño de nuestra Barrera de Listones de Acero que es totalmente efectivo y al mismo tiempo hermoso!”. Trump afirmó que se dirigirá a Texas a fines de enero para presenciar la construcción de los cimientos.

El financiamiento de alrededor de una cuarta parte de los programas federales expiró en la medianoche del viernes, incluyendo el de los departamentos de Justicia, Agricultura y Seguridad Nacional. Unos 380.000 empleados federales fueron suspendidos, y otros 420.000 están trabajando sin recibir paga. Algunos integrantes del Partido Republicano del propio Trump han sugerido que el cierre es un acto de bravuconería. Las siguientes son palabras del senador republicano de Tennessee Bob Corker, hablando el domingo en el programa State of the Union de la cadena CNN.

Bob Corker expresó: “Esto es una pelea inventada para que parezca que el presidente está luchando, de modo que es algo innecesario. Es un espectáculo, y honestamente es algo infantil. Todo esto es infantil”.

El cierre parcial del gobierno se produce al tiempo que la Corte Suprema sentenció el viernes que el gobierno de Trump no puede prohibir que los inmigrantes que ingresen a Estados Unidos por fuera de los puertos legales de entrada soliciten asilo. El recientemente designado magistrado Brett Kavanaugh apoyó al gobierno de Trump, mientras que la magistrada Ruth Bader Ginsburg apoyó a la mayoría de 5 contra 4 votos a favor de bloquear la prohibición de asilo del presidente.

La magistrada Ginsburg emitió su voto estando hospitalizada en un centro oncológico de Nueva York, en donde cirujanos removieron el viernes dos tumores malignos de su pulmón izquierdo. Los doctores consideran que la cirugía fue exitosa y que no hay indicios de que el cáncer de Ginsburg se haya extendido. Ginsburg tiene 85 años; el mes pasado, se fracturó tres costillas al caerse dentro de la Corte Suprema. En 2018 se cumplieron 25 años de Ginsburg en la Corte Suprema, y no ha anunciado planes de retirarse.

En más noticias relacionadas con la inmigración, durante la celebración de las fiestas de Navidad, las autoridades de El Paso, Texas, acudieron para asistir a cientos de migrantes solicitantes de asilo que fueron dejados sin previo aviso por oficiales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés)en la entrada de una estación de autobuses Greyhound sin ningún plan de alojamiento. Los refugios locales afirman que no fueron notificados sobre los planes del ICE, como es habitual, por lo que se vieron en dificultades para alojar a los cientos de migrantes, entre los cuales había niños pequeños. El domingo, Greyhound dispuso unos autobuses para que los migrantes pudieran refugiarse en ellos durante la víspera de Navidad. El sargento Robert Gómez, del Departamento de Policía de El Paso, afirmó: “No íbamos a dejar a 200 personas en las calles de El Paso en una noche fría. No haríamos algo así”.

En Wall Street, el lunes el mercado bursátil se desplomó más de 650 puntos, lo que constituye la peor caída ocurrida en diciembre desde la Gran Depresión, en la década de 1930. El último desplome del mercado se produjo después de que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, causara temor entre los inversionistas tras revelar que se había comunicado con los directores ejecutivos de los seis bancos más grandes de Estados Unidos, en un intento por fortalecer la confianza en la economía. Esto ocurrió al tiempo que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, renovó su arremetida contra la Reserva Federal y criticó abiertamente a su presidente, Jerome Powell, quien fue elegido por él mismo. En la víspera de Navidad, Trump publicó en la red social Twitter: “El único problema que tiene nuestra economía es la Reserva Federal. No tiene tacto con el mercado, no comprende las necesarias guerras comerciales, el concepto de dólar fuerte o siquiera el cierre del gobierno [causado por la negativa] del Partido Demócrata [a financiar las medidas de seguridad] en la frontera”.
Visite democracynow.org/es para ver más información sobre el gobierno de Trump y la creciente inestabilidad en la economía, con el economista Richard Wolff.

En Siria, el miércoles por la mañana aviones de combate israelíes lanzaron misiles cerca de la capital, Damasco. Medios estatales sirios afirmaron que un depósito de armas explotó durante el ataque. A principios de esta semana, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, amenazó con lanzar más ataques dentro del territorio sirio, sosteniendo que serían dirigidos contra Hezbolá y otras fuerzas respaldadas por Irán.

Esto ocurre al tiempo que el gobierno de Estados Unidos, encabezado por el presidente Donald Trump, retiró su respaldo a una milicia liderada por combatientes kurdos que luchan contra el autoproclamado Estado Islámico (ISIS), mientras las tropas turcas se concentran cerca de una ciudad norteña actualmente en poder de los kurdos. Desde 2014, Estados Unidos respaldó a la milicia YPG brindándole armas y logística; sin embargo, este apoyo está siendo disuelto mientras Turquía se prepara para invadir territorio sirio que se encuentra bajo control kurdo. La semana pasada, el presidente Trump ordenó la retirada de las 2.000 tropas estadounidenses desplegadas en Siria. Según informes, la retirada se produjo después de que Trump mantuvo una comunicación telefónica el 15 de diciembre con el autoritario presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Posteriormente, la Casa Blanca señaló que Erdogan había invitado a Trump a una reunión que tendrá lugar en 2019 en Turquía, y que Trump está “abierto a un potencial encuentro”.

Mientras tanto, el presidente Trump sostuvo que despediría dos meses antes de lo previsto al jefe del Pentágono, James Mattis, luego de que, en una carta de renuncia que hizo pública la semana pasada, Mattis se mostrara en desacuerdo con las decisiones tomadas por Trump sobre política exterior. Según los informes, Trump no leyó la carta escrita por Mattis y sólo se enteró de su contenido por medio la cadena televisiva Fox News. Tras su creciente enojo con el jefe de Defensa, Trump dijo que Mattis dejará su cargo el 1º de enero; anteriormente se esperaba que lo hiciera a fines de febrero. Patrick Shanahan se convertirá en secretario de Defensa interino. Shanahan es un ex ejecutivo de Boeing, la empresa estadounidense fabricante de armamento.

Mientras tanto, Brett McGurk, enviado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para la coalición que lucha contra el autoproclamado Estado Islámico (ISIS), renunció a causa de la decisión tomada por Trump de retirar las tropas estadounidenses de Siria. McGurk fue nombrado en 2015 por el presidente Barack Obama y se mantuvo en el cargo hasta la presentación de su renuncia, la semana pasada.

En Indonesia, la cifra de víctimas fatales causadas por un devastador tsunami aumentó a 430. El sábado por la noche, una enorme pared de agua emergió repentinamente del océano y se extendió rápidamente por las zonas costeras de Java occidental y el sur de Sumatra. Cientos de personas fueron arrastradas al mar mientras casas, hoteles y negocios eran destruidos. Estas son palabras del portavoz de la agencia de gestión de desastres de Indonesia.

Sutopo Purwo Nugroho afirmó: “Hasta hoy hemos registrado el fallecimiento de 430 personas, en tanto 1.495 resultaron heridas, 159 continúan desaparecidas y 21.991 han sido evacuadas. Aún están siendo recogidos los datos sobre las pérdidas y los daños sufridos por las edificaciones”.

El tsunami no sobrevino después de un gran terremoto y, por lo tanto, no activó el sistema de alerta temprana con el que cuenta Indonesia; en cambio, derivó de una erupción y un deslizamiento de tierra ocurridas subacuáticamente en el volcán Krakatoa. Las autoridades han advertido sobre la posibilidad de que ocurran más tsunamis y han ordenado a los residentes de la costa que evacúen a terrenos más elevados.

En Kabul, la capital de Afganistán, al menos 43 personas murieron el lunes después de que un grupo de hombres armados irrumpió en un edificio gubernamental y comenzó a moverse de piso en piso atacando a los funcionarios. El ataque comenzó luego de que un atacante suicida hiciera explotar un coche bomba afuera del Ministerio de Obras Públicas, antes de un tiroteo que se prolongó durante varias horas. Ninguna agrupación ha reivindicado el ataque, que fue uno de los más mortíferos perpetrados este año en Kabul.

Y el Ejército de Indonesia ha sido acusado de haber utilizado fósforo blanco –un arma química prohibida– en pobladores de Papúa Occidental, durante los ataques perpetrados este mes que dejaron como saldo siete personas fallecidas y miles de desplazados. Una foto publicada en el semanario australiano The Saturday Paper muestra a un hombre herido con lo que aparenta ser una grave lesión en una pierna ocasionada por fósforo blanco, una sustancia incendiaria que quema hasta el hueso a través de la piel. El hombre se encontraba entre las víctimas de los ataques perpetrados desde helicópteros contra activistas a favor de la independencia en las tierras altas centrales de Papúa Occidental. La represión se produjo el 1º de diciembre, después de que los papúes occidentales levantaran su bandera para conmemorar el aniversario de la invasión de Indonesia de 1961.