Mientras tanto, las comunidades indígenas también están notando las consecuencias del cierre parcial del gobierno, ya que un número desproporcionado de nativos americanos depende de los servicios financiados por el gobierno federal, entre los que se cuenta la atención médica y la alimentación. Muchos indígenas estadounidenses también son empleados por el gobierno. En el suroeste de Estados Unidos, algunos miembros de la Nación Navajo han quedado atrapados en sus hogares, incapaces de conducir para comprar comestibles y otros artículos esenciales, ya que las carreteras no están siendo despejadas de nieve. En suma, casi un millón de funcionarios trabajan sin cobrar remuneración o están cesantes.
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