El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, recibió el Premio Nobel de la Paz en 2019 por haber puesto fin al “estado de guerra” de dos décadas entre Etiopía y Eritrea. Mucha gente celebró el comienzo de una nueva era de paz en la región. Solo un año después, el ejército de Ahmed desplazó a decenas de miles de civiles en la actual campaña militar en la región norteña de Tigray. Miles de personas murieron desde que el gobierno de Etiopía le declaró la guerra al Frente de Liberación Popular de Tigray a principios de noviembre y se ha denunciado la perpetración de, al menos, una masacre. Las autoridades etíopes admitieron que tropas federales dispararon y detuvieron a trabajadores de la ONU en esa región por tratar de ingresar a áreas que, según ellos, están prohibidas. Awol Allo, profesor asociado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Keele en el Reino Unido, fue una de las personas que nominaron a Ahmed para el Premio Nobel de la Paz, pero ahora dice que el primer ministro arruinó las esperanzas de paz en la región. “En el transcurso de los dos últimos años, Etiopía pasó de un momento de muy alto grado de esperanza, optimismo y visión de transformación a una guerra civil total que amenaza con desestabilizar no solo el país sino también la región del Cuerno de África”, afirma.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Awol Allo.