El primer ministro británico, Boris Johnson, ordenó el cierre de los centros educativos en todo el Reino Unido a partir del viernes. Johnson cambió de idea esta semana, tras favorecer inicialmente una estrategia para permitir que el virus se propagara rápidamente en la población a fin de desarrollar “inmunidad de grupo”. Johnson abandonó ese enfoque después de que un estudio presentado por la Escuela Imperial de Londres estimó que, sin medidas de supresión, un cuarto de millón de británicos podría morir.
En Brasil, el presidente del Senado dio positivo por COVID-19, así como dos ministros del gabinete y 16 miembros del entorno del presidente Jair Bolsonaro que viajaron recientemente a Estados Unidos para reunirse con el presidente Donald Trump. Durante el fin de semana, Bolsonaro –quien debería haberse puesto a sí mismo en cuarentena, bajo las pautas sugeridas por su propio Gobierno– participó en mítines políticos, abrazó a sus partidarios y posó para selfies. El miércoles, Bolsonaro y ministros del Gobierno se colocaron máscaras en una conferencia de prensa en la que anunciaron nuevas medidas de emergencia para contener el virus. El miércoles por la noche, millones de residentes en todo Brasil confinados en sus casas salieron a sus balcones, golpeando ollas y sartenes y gritando “¡Fuera Bolsonaro!” en protestas contra el manejo de la crisis por parte del presidente de extrema derecha.
Reuters informa que laboratorios estadounidenses han realizado solo 60.000 pruebas de diagnóstico de coronavirus desde finales de enero, cuando se detectó el primer caso en Estados Unidos, en comparación con Corea del Sur, donde casi 300.000 personas fueron sometidas a pruebas de diagnóstico en el mismo período de tiempo. En Ginebra, el doctor Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, afirmó que el hecho de que países como Estados Unidos no realizaran pruebas de detección del coronavirus estaba ayudando a que la enfermedad se propagara.
El doctor Michael Ryan sostuvo: “Todos los casos sospechosos deben ser sometidos a pruebas de diagnóstico y sus contactos deben ser identificados. Si esos contactos están enfermos o muestran síntomas, también deben someterse a la prueba. Eso requiere un aumento en la escala, porque muchos países no han estado realizando pruebas sistemáticamente a todos los casos sospechosos y es uno de los motivos por los que estamos rezagados en el control de esta epidemia”.
En Egipto, cuatro mujeres activistas fueron arrestadas el miércoles en El Cairo por protestar por la negligencia médica en las cárceles egipcias y exigir la liberación inmediata de prisioneros en riesgo de contraer coronavirus. Desde entonces, las autoridades egipcias anunciaron que las mujeres –entre ellas la reconocida escritora Ahdaf Soueif– serán puestas en libertad bajo fianza.
En Irán, el líder supremo, Ali Khamenei, otorgará 10.000 indultos adicionales a prisioneros, entre ellos presos políticos, al tiempo que el número oficial de muertos por coronavirus superó los 1.100, aunque la Organización Mundial de la Salud estima que el número real es cinco veces mayor. La liberación de prisioneros de Irán ocurrió al tiempo que el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció que el Gobierno de Donald Trump impondrá nuevas sanciones a Irán con el objetivo de “privar al régimen de ingresos cruciales de su industria petroquímica y fomentar el aislamiento económico y diplomático de Irán”. El senador del estado de Vermont Bernie Sanders tuiteó en respuesta: “Las sanciones impuestas por Estados Unidos no deberían contribuir a este desastre humanitario. Como una nación compasiva, debemos levantar cualquier sanción que perjudique la capacidad de Irán para enfrentar esta crisis, incluidas las sanciones financieras”.
En Wall Street, el índice Dow Jones se desplomó un 7% al mediodía del miércoles, lo que provocó la suspensión automática de la actividad bursátil por cuarta vez en las últimas dos semanas. El colapso del mercado ha acabado con casi todas las ganancias del mercado de valores obtenidas desde que el presidente Donald Trump tomó posesión del cargo a principios de 2017. El miércoles, las tres grandes compañías automotrices de Estados Unidos –Ford, General Motors y Fiat Chrysler– decidieron detener la producción durante al menos dos semanas, tras la presión ejercida por el sindicato de los trabajadores de la industria automotriz United Auto Workers para cerrar las plantas por razones de seguridad. Los cierres se produjeron después de que un trabajador de una planta de Ford situada en la ciudad de Dearborn, en el estado de Michigan, diera positivo por COVID-19. Aproximadamente 150.000 operadores permanecerán inactivos; conforme a un acuerdo sindical, muchos recibirán un pago suplementario junto con los beneficios estatales de desempleo. Mientras tanto, Hyundai detuvo la producción en su planta en Montgomery, la capital del estado de Alabama, luego de que un trabajador diera positivo por COVID-19.
El presidente Donald Trump ha invocado la Ley de Producción de Defensa, promulgada durante la Guerra de Corea, con el objetivo de permitir al Gobierno dirigir la producción industrial. El principal asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, sostuvo el miércoles que estaba consultando con el director ejecutivo de General Motors para hacer uso de fábricas inactivas con el objetivo de producir respiradores, que serán cruciales para mantener con vida a los pacientes cuando los hospitales presenten un incremento en los casos de coronavirus.
Asimismo, Kudlow afirmó que el Gobierno de Trump está considerando adquirir participaciones en el capital de compañías rescatadas financieramente por los contribuyentes. En 2008, Kudlow criticó duramente una medida similar tomada por el Gobierno de Barack Obama de adquirir participaciones en el capital de General Motors tras un rescate financiero, describiéndola como “un ataque al capitalismo de libre mercado”.
El miércoles, el multimillonario inversionista de fondos de cobertura Bill Ackman solicitó a Trump que paralice el país durante los próximos 30 días y cierre las fronteras. Ackman tuiteó: “Con el agravamiento exponencial [del virus], cada día que posponemos la paralización del país nos cuesta miles, y pronto cientos de miles, y luego millones de vidas, y destruye la economía”, escribió Ackman desde el autoaislamiento.
En el Capitolio de Estados Unidos, dos legisladores de la Cámara de Representantes dijeron el jueves que han dado positivo por COVID-19: el republicano Mario Díaz-Balart, del estado de Florida, y el demócrata Ben McAdams, del estado de Utah. Díaz-Balart tuiteó que se siente mucho mejor después de haber estado con fiebre y dolor de cabeza el sábado y añadió: “Es importante que todos tomen esto en serio y sigan las directrices de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades para evitar enfermarse y así mitigar la propagación de este virus”. El jefe de disciplina de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Steve Scalise, dijo que se pondría en cuarentena durante las próximas dos semanas tras haber estado en contacto directo con Díaz-Balart.
Una encuesta del Centro de Investigaciones Pew concluyó que más de tres de cada cuatro republicanos creen que los medios de comunicación han exagerado la amenaza del virus, siguiendo el ejemplo del presidente Donald Trump, quien ha dicho repetidamente que el virus “desaparecería [por sí solo]” mientras acusaba a los demócratas de hacer del coronavirus “su nuevo embuste”.
La doctora Deborah Birx, del grupo de trabajo sobre coronavirus de la Casa Blanca, dijo el miércoles que la generación de los “millennials” puede tener un riesgo mayor de enfermarse gravemente o morir por coronavirus de lo que se pensaba. A pesar de eso, el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, rechazó nuevamente el miércoles los pedidos de cerrar las playas, y en su lugar ordenó a las personas que visiten las playas que se limiten a grupos de menos de diez personas. La pandemia amenaza cada vez más a los prisioneros y a los migrantes que se encuentran tras las rejas en las cárceles para inmigrantes. Un funcionario de la tristemente célebre cárcel de Rikers Island, en Nueva York, dio positivo por COVID-19. Algunos reclusos del Departamento Correccional del condado de Yakima, en el estado de Washington, han sido puestos en cuarentena después de sufrir problemas respiratorios.
Los hospitales de Estados Unidos ya están informando de la escasez de hisopos de prueba y equipos de protección para proteger a los trabajadores médicos de la infección. En el estado de Washington, los trabajadores de la prestadora del servicio de salud Providence St. Joseph Health compraron láminas de vinilo, espuma y cinta industrial en Home Depot y comenzaron a fabricar sus propios protectores faciales y máscaras después de que los suministros empezaron a escasear. El presidente Donald Trump dijo que iba a desplegar inmediatamente dos barcos hospitales de la Armada para liberar capacidad en los hospitales civiles, pero el Pentágono dio a conocer el miércoles que los buques Confort y Mercy de la Armada estadounidense tardarán semanas en movilizarse.
El miércoles, el presidente Donald Trump abrió una conferencia de prensa en la Casa Blanca sobre la pandemia con una declaración que mostró matices racistas y xenófobos.
Presidente Donald Trump: “Me gustaría comenzar anunciando algunos acontecimientos importantes en nuestra guerra contra el virus chino”.
Más tarde en la conferencia de prensa, Trump fue interrogado por la periodista Cecilia Vega.
Cecilia Vega: “¿Por qué sigue diciendo que es un ‘virus chino’? Hay denuncias de decenas de incidentes en los que personas chinoestadounidenses han sido discriminadas. Su propio ayudante, el secretario de Salud y Servicios Humanos Alex Azar, dice que no usa ese término. Él sostiene que la etnia no es la causa del virus. ¿Por qué sigue usando esa expresión? Mucha gente dice que es una expresión racista”.
Presidente Donald Trump: “Porque viene de China. No es racista en absoluto. No, para nada. Viene de China. Por eso. Viene de China”.
Esto se produjo un día después de que la corresponsal de la Casa Blanca para CBS, Weijia Jiang, que se describe a sí misma en su perfil de Twitter como una ciudadana “de Virginia Occidental nacida en China” tuiteó: “Esta mañana, estando yo presente, un funcionario de la Casa Blanca se refirió al coronavirus como el ‘kung-flu’. Me pregunto cómo le dirán a mis espaldas”. Esta expresión es un juego de palabras en referencia a las artes marciales chinas, “kung fu”, con la palabra “flu” (“gripe” en inglés). Visite democracynow.org/es para ver más información sobre los comentarios racistas del presidente Trump y los legisladores republicanos.
En noticias sobre inmigración, la frontera entre Estados Unidos y Canadá ha sido cerrada temporalmente al tráfico no esencial en un intento de disuadir la propagación del coronavirus. El comercio no se verá afectado. Se desconoce cuánto tiempo durará el cierre de la frontera.
Mientras tanto, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas informa que pospondrá temporalmente el arresto de inmigrantes durante la pandemia y, según asegura, se concentrará en detener a personas que representan “riesgos para la seguridad pública” y que están sujetos a detención obligatoria por cargos penales. El anuncio de la medida se da después de que agentes de Inmigración continuaran haciendo arrestos esta semana en todo el país, incluyendo en estados como Colorado y California, donde gran parte de la población está en confinamiento.
El senador Bernie Sanders ha acallado los rumores de que planea suspender su campaña, después de haber perdido en las primarias del martes en Florida, Illinois y Arizona. Siendo cerca de 2.000 los delegados necesarios para asegurar la nominación presidencial demócrata, Joe Biden ha obtenido 1.180 delegados frente a los 885 de Sanders. Luego de que un corresponsal de la cadena de noticias CNN le preguntara el miércoles sobre sus próximos pasos, el senador Sanders respondió: “Estoy lidiando con una jodida crisis mundial”, y añadió: “Estoy tratando de hacer lo mejor para asegurarme de que no tengamos un colapso económico y que la gente no muera”.
Mientras tanto, el medio digital The Intercept informa que los funcionarios electorales de Chicago utilizaron casi 50 viviendas para personas de edad avanzada de bajos ingresos como centros de votación el martes, a pesar de las advertencias de que las multitudes de votantes suponían una amenaza de transmisión del coronavirus para una población ya de por sí de alto riesgo.