La ciudad nigeriana de Lagos, la más grande de África, donde viven 21 millones de personas, quedó en silencio el martes, cuando entró en vigor una orden para que las personas permanezcan en sus casas. Muchos residentes dijeron que les preocupaba más morir de hambre que contraer la enfermedad de COVID-19.
Omolara Adejokun: “No es fácil en absoluto. Incluso comprar la comida para una semana no es fácil, ni que hablar para dos semanas. Tenemos tres hijos, y además tenemos a nuestra abuela viviendo con nosotros. Así que no es fácil en absoluto, porque incluso el dinero para comprar los alimentos ahora no lo tenemos’’.
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