Continuaron las operaciones de rescate en Birmania durante el fin de semana tras un mortal deslizamiento de tierra en una mina de jade, que dejó un saldo de más de 170 muertos. El trágico incidente pone de relieve las prácticas clandestinas —a menudo ilegales— de la industria del jade. Según la agrupación por los derechos humanos Global Witness dicha industria alimenta el conflicto armado entre las tropas del Gobierno y los combatientes rebeldes que luchan por el autogobierno en el norte de Birmania.
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