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El gobierno del Líbano renunció tras días de protestas por la devastadora explosión en el puerto de Beirut en la que murieron 200 personas y miles resultaron heridas. La explosión se originó en 2.700 toneladas de nitrato de amonio, sustancia altamente explosiva que había estado almacenada sin vigilancia durante más de seis años, y ocurrió en momentos que el Líbano ya enfrentaba una crisis política, económica y sanitaria.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) nuestra conversación con Ziad Abu-Rish, historiador e investigador del Centro Libanés de Estudios Políticos y codirector de la Maestría en Derechos Humanos y Arte de la universidad Bard College. Abu-Rish afirma que, si bien la indignación popular llevó a derrocar el gobierno, un cambio estructural puede ser muy difícil de lograr. “La caída del gabinete e incluso la convocatoria a elecciones parlamentarias anticipadas no necesariamente son signos de que se esté gestando una transformación fundamental en el Líbano”, afirma Abu-Rish. “Al menos hasta ahora, estas son las medidas políticas de siempre”.