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Israel está colocando las vacunas contra la COVID-19 más rápido que cualquier otro país del mundo y ya se vacunó a más del 14% de la población israelí. Ante este rápido despliegue, organizaciones de derechos humanos están expresando alarma por la decisión de Israel de no vacunar a la comunidad palestina que vive en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania, donde unas 1.500 personas han muerto durante la pandemia. Israel defiende la medida sobre la base de los Acuerdos de Paz de Oslo, donde se define que las autoridades palestinas están a cargo de la atención médica en Cisjordania y Gaza. Sin embargo, las autoridades palestinas enfrentan una serie de obstáculos para lanzar su propia campaña de vacunación, entre ellos, la escasez de dinero, la falta de acceso a las vacunas y la falta de infraestructura para su distribución. “En realidad, Israel está violando el derecho internacional porque niega su responsabilidad como potencia ocupante”, dice el Dr. Mustafa Barghouti, médico, miembro del Parlamento Palestino y director de la Sociedad Palestina de Socorro Médico. “La población israelí está recibiendo las vacunas y la gente palestina no recibe nada”.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Mustafa Barghouti.