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La semana pasada ocurrió un hecho importante: un detenido en la Bahía de Guantánamo declaró por primera vez ante un tribunal y describió la tortura sufrida en centros clandestinos de detención de la CIA. La declaración hizo que siete de los ocho miembros del jurado militar calificaran el trato como una “mancha en la fuerza moral de Estados Unidos”. El 28 de octubre, Majid Khan se convirtió en el primer prisionero de Guantánamo que tuvo la oportunidad de contar públicamente la tortura que padeció después de ser detenido en Pakistán y estar recluido en centros clandestinos de la CIA. Allí, sufrió los tormentos como alimentación forzada, simulacro de ahogamiento y otros tipos de violencia física y sexual. El 29 de octubre Khan fue condenado a 26 años de cárcel, pero conforme a un acuerdo anterior, su liberación está prevista para febrero de 2022. Esta declaración sin precedentes es apenas “la punta del iceberg”, dice Baher Azmy, director de asuntos jurídicos del Centro para los Derechos Constitucionales, que participa en la representación jurídica de Majid Khan. “Necesitamos que exista una rendición de cuentas más significativa por lo que el Gobierno de Estados Unidos le hizo a Majid y a varias decenas más de detenidos en la llamada guerra global contra el terrorismo”.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Baher Azmy.