Con el número global de muertes por la pandemia cerca de 2,5 millones, las estrictas normas sobre derechos de propiedad intelectual podrían estar impidiendo que gran parte del mundo obtenga las vacunas contra la COVID-19. Según la ONU, en Estados Unidos más de 45 millones de personas ya recibieron al menos una dosis, mientras que hay 130 países a los que no llegó ninguna vacuna, situación que se ha calificado como un “apartheid de vacunas”. Los derechos de propiedad intelectual otorgan a las empresas farmacéuticas un control monopólico sobre las vacunas, a pesar de que las desarrollan en gran medida con fondos públicos. Por este motivo, Sudáfrica e India encabezan una iniciativa de más de cien países para lograr que la Organización Mundial del Comercio (OMC) exima a las vacunas de los derechos de propiedad intelectual y así poder acelerar la distribución de estos medicamentos vitales. Sin embargo, la postura de Estados Unidos ha sido un impedimento clave para lograr el levantamiento de esas restricciones. “La propuesta busca garantizar realmente que todo el mundo tenga acceso a las vacunas”, dice Mustaqeem De Gama, miembro de la delegación de Sudáfrica ante la OMC. “Debemos permitir que más laboratorios las produzcan y que lo hagan a gran escala, y debemos garantizar que toda la gente esté protegida en el menor tiempo posible”. También hablamos con la legisladora Jan Schakowsky de Illinois que apoya el pedido de exención a la OMC. “Sabemos que estos derechos de propiedad intelectual realmente privilegian las ganancias sobre las personas en todo el mundo”, dice.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Jan Schakowsky y Mustaqeem De Gama.
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