Un bombardeo de las fuerzas militares etíopes a un mercado en la región de Tigray dejó al menos 64 personas muertas. Fue uno de los ataques más luctuosos desde que las fuerzas del Gobierno invadieran la región en noviembre pasado. Apenas un día antes de este bombardeo se habían realizado en Etiopía elecciones nacionales y regionales, aunque en algunas áreas no se pudo votar debido a los combates. El país todavía está esperando los resultados que determinarán si la coalición gobernante, encabezada por el primer ministro etíope Abiy Ahmed, seguirá en el poder. Miles de personas murieron y se estima que dos millones fueron desplazadas desde que Ahmed le ordenó al Ejército etíope que invadiera Tigray, región del antiguo partido gobernante de Etiopía, el Frente de Liberación Popular de Tigray. La invasión provocó una enorme escasez de alimentos y las organizaciones de ayuda humanitaria que actúan en la zona advierten que 350.000 personas de esa región están al borde de la hambruna. “La hambruna y el bombardeo son parte de lo que viene sucediendo en Tigray en los últimos ocho meses”, dice la periodista etíope Tsedale Lemma, quien señala que lo que se había presentado como un operativo de “control” menor se “transformó en una guerra civil” sin una solución clara. “La guerra no termina. No se vislumbra un final”, dice Lemma.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Tsedale Lemma.
Inicio