En Etiopía, combatientes rebeldes en la región de Tigray, devastada por la guerra, han desestimado la declaración unilateral de alto el fuego que hizo el Gobierno etíope después de retirar el lunes a su Ejército de la capital de Tigray, Mekelle. El Frente Popular de Liberación de Tigray ha asegurado tener el control del aeropuerto de la ciudad y otras áreas estratégicas, y afirma que sus fuerzas armadas continuarán expulsando a las tropas etíopes de la región. Casi un millón de civiles han tenido que desplazarse a otras partes del país desde que Etiopía lanzó una ofensiva contra los separatistas de Tigray en noviembre. Naciones Unidas declaró que el conflicto bélico ha llevado a 350.000 personas al borde de la hambruna.
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