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Amy Goodman y Denis Moynihan
A principios de la década de 1960, en el estado de Misisipi, el Ku Klux Klan colgó un cartel de ”Buscado” en el que ofrecía una recompensa para la persona que capturara, vivo o muerto, a Bob Moses, un luchador afroestadounidense por los derechos civiles. Moses desafió a sus posibles asesinos y se dedicó a transformar el sur de Estados Unidos y el país entero con su brillante trabajo como activista comunitario. Ayudó a cientos de votantes a registrarse en los padrones electorales y capacitó a personas de diversas comunidades locales para que pudieran hacerlo por sí mismas. Su enfoque práctico y su profunda convicción en la acción no violenta han cambiado la vida de millones de personas. Tenemos que llorar la pérdida de Moses, pero su muerte también debe servir como un llamado a la acción en un momento en el que los derechos electorales por los cuales él y otras tantas personas arriesgaron sus vidas, y por los cuales muchas murieron, están nuevamente bajo ataque.
A partir de su trabajo en el Comité de Coordinación Estudiantil No Violento, Bob Moses se dio cuenta de que el movimiento por los derechos civiles no solo tenía que centrarse en los estados del sur de Estados Unidos, donde regían las leyes segregacionistas de Jim Crow, sino que también tenía que ser un movimiento que abarcara todo el país. Moses también entendió que la educación era la clave para la liberación y, más tarde, en la década de 1980, lanzó el proyecto Álgebra, en el que utilizó la enseñanza de las matemáticas en comunidades marginadas como herramienta de organización.
En una entrevista con Democracy Now!, Moses expresó: “En el movimiento por los derechos civiles pudimos luchar contra la segregación en tres campos muy distintos de la vida del país. En primer lugar, en el ingreso a los establecimientos y servicios de acceso público. En segundo lugar, en el derecho al voto y en el acceso a las estructuras políticas del país. Y, en tercer lugar —y este es un hecho menos reconocido—, en el acceso a la propia estructura nacional del partido”, agregó en referencia al histórico momento en el que la delegación del Partido Demócrata por la Libertad de Misisipi, que estaba formado en gran medida por personas afroestadounidenses, desafió la hegemonía del Partido Demócrata de Misisipi, conformado exclusivamente por blancos, en la Convención Nacional Demócrata de 1964.
Bob Moses nació y se crió en el barrio neoyorkino de Harlem, vivió en viviendas subsidiadas por el Estado y asistió a la escuela pública. Luego de la prematura muerte de su madre a la edad de 43 años, Moses abandonó sus estudios de posgrado en la Universidad de Harvard para regresar a su casa y cuidar de su padre enfermo. A los 25 años, inspirado por las noticias que transmitían los medios de comunicación sobre el desafío a la segregación que estaban llevando adelante estudiantes afroestadounidenses en todo el sur del país al entrar y sentarse en las barras de los bares, algo que tenían prohibido las personas afroestadounidenses, Moses se mudó a la ciudad de Atlanta. Una vez allí pronto fue nombrado secretario de campo del Comité de Coordinación Estudiantil No Violento y más tarde director de las operaciones del comité en Misisipi.
En 1961, el 70% de los habitantes negros de Misisipi vivían en el campo, eran pobres y tenían, en promedio, solo cinco años de escolaridad. Solo el 7% estaba registrado para votar y la mayoría de los inscriptos no votaba por temor a sufrir represalias violentas. Moses y otros miembros del comité capacitaron a las comunidades afroestadounidenses locales sobre cómo desafiar las pruebas de alfabetización, los impuestos electorales, la violencia y la intimidación que enfrentaban al intentar registrarse para votar.
El propio Moses fue brutalmente golpeado en las escalinatas de un juzgado mientras ayudaba a un grupo de personas a registrarse y, más tarde, junto con otros miembros del comité, fue encarcelado durante más de un mes acusado de delitos graves. En otra ocasión, un miembro del Ku Klux Klan baleó el automóvil en el que se encontraba Moses, hiriendo gravemente al conductor del vehículo.
En 1964, Bob Moses fue uno de los principales organizadores de la campaña “Verano de la libertad”, en la que cientos de estudiantes universitarios del norte de Estados Unidos, en su mayoría blancos, viajaron a los estados del sur del país para ayudar a los afroestadounidenses a registrarse para votar y ejercer así su derecho al voto. El 21 de junio de 1964, tres estudiantes de la comitiva fueron asesinados: James Chaney, Andrew Goodman y Michael “Mickey” Schwerner. Los activistas fueron asesinados por supremacistas blancos locales y enterrados en una fosa común que no se encontró hasta 44 días después.
Poco después, Moses desvió su atención de los derechos civiles y comenzó a enfocarse en el creciente movimiento contra la guerra. En 1966, para evitar ser reclutado por el Ejército, Moses se fue, junto con su familia, primero a Canadá y luego a Tanzania, en donde se dedicó a enseñar a escolares. Regresó a Estados Unidos después de que el presidente Jimmy Carter concediera amnistía a quienes se habían negado a participar en el reclutamiento.
En Estados Unidos, Moses reanudó sus estudios en Harvard y, luego, preocupado porque la escuela de sus hijos no enseñaba álgebra, se convirtió en profesor de matemáticas. Fundó el proyecto Álgebra para brindar educación matemática de calidad a todos los niños y niñas, y recibió una beca MacArthur, un programa que todos los años premia a residentes estadounidenses que demuestran méritos excepcionales. El proyecto Álgebra busca convertir a cada estudiante interesado en las matemáticas en un referente del activismo comunitario.
Moses expresó en Democracy Now!: “En Estados Unidos tenemos una educación que podemos llamar ‘para aparceros’. En el delta del Misisipi, a los aparceros se les asignaba cierto tipo de trabajo, por lo que la idea era que solo necesitaban cierto tipo de educación. Traslademos eso a esta era de la informática y tendremos siervos en nuestras ciudades, tal como había siervos en el delta del Misisipi en la era industrial. Necesitamos una enmienda constitucional, algo que sencillamente diga que todos los niños y niñas que viven en el país son niños y niñas del país y tienen derecho a una educación pública de calidad”.
A lo largo y ancho de Estados Unidos se están aprobando e impulsando leyes que restringen la participación electoral. Sin embargo, el presidente Joe Biden hace caso omiso a los llamamientos generalizados para poner fin a la regla del obstruccionismo legislativo, una regla históricamente utilizada para perpetuar la segregación racial. El fin del obstruccionismo permitiría que legislaciones nacionales que protegen el derecho al voto puedan ser aprobadas por el Congreso.
“En los años 60”, Bob Moses afirmó, “luchamos para que el país viviera de acuerdo con sus ideales. Y esta generación va a tener que hacer lo mismo ahora”.
Bob Moses, descansa en paz. El legado de tu lucha continúa.
© 2021 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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