Un año después de la explosión del puerto de Beirut, un nuevo informe de Human Rights Watch implica a altos funcionarios libaneses en la tragedia donde 218 personas murieron, otras 7.000 resultaron heridas y vastas franjas de la ciudad quedaron destruidas. La del 4 de agosto de 2020 fue una de las explosiones no nucleares más grandes de la historia. Estallaron cientos de toneladas de nitrato de amonio que habían estado en un hangar del puerto durante años y, aunque varios funcionarios sabían de la existencia de dicha sustancia química altamente explosiva, no hicieron nada al respecto. “No encontramos a ningún funcionario libanés que asumiera la responsabilidad de garantizar la seguridad del puerto y retirar el nitrato de amonio”, dice la investigadora de Human Rights Watch Aya Majzoub. “Los niveles de corrupción y negligencia que encontramos con esta investigación fueron realmente impactantes”. También hablamos con Nisreen Salti, profesora de economía en la Universidad Americana de Beirut, quien dice que la explosión del puerto es parte de un patrón de “negligencia, corrupción y colapso” que lleva décadas en el Líbano. “La explosión del puerto, en lugar de ser un punto de inflexión o un momento de revisión y transformación, nos empujó aún más hacia el abismo en una caída libre económica total”.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Aya Majzoub y Nisreen Salti.