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El bloqueo que Estados Unidos ha impuesto sobre Cuba durante los últimos 60 años impide, entre otras cosas, que los productos fabricados en Estados Unidos se exporten a Cuba. Esto ha llevado a la pequeña nación insular a desarrollar sus propias vacunas para la COVID-19 y a trabajar con diseños de código abierto para obtener equipamiento médico que salva vidas, como los respiradores. Hablamos con el destacado científico cubano Dr. Mitchell Valdés-Sosa sobre cómo el trabajo coordinado y el enorme apoyo de la población contribuyeron a que Cuba produzca tres vacunas de diseño propio que han demostrado ser altamente efectivas contra el coronavirus. “En un momento en que el mundo entero se movilizaba para enfrentar esta tremenda amenaza que estaba matando gente en todo el mundo, Estados Unidos no levantó ninguna de las 400 sanciones que se impusieron a Cuba durante el Gobierno de Trump, que se suman al bloqueo que vivimos hace décadas”, dice Valdés-Sosa, director del Centro de Neurociencias de Cuba. “Los medicamentos y las vacunas no son mercancías. No es algo para enriquecerse. Es algo que se usa para salvar vidas”.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Mitchell Valdés-Sosa.