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A partir de la filtración de un borrador de dictamen de la Corte Suprema estadounidense que reveló la intención de revocar el fallo Roe contra Wade —que legaliza el aborto a nivel federal— el acceso al aborto se está convirtiendo cada vez más en una cuestión de los estados. Y en los estados conservadores, esta práctica está siendo criminalizada. El jueves 19 de mayo, Oklahoma aprobó una ley que prohíbe casi todos los abortos a partir de la fecundación. La medida toma como modelo una prohibición aprobada en Texas, que alienta a la ciudadanía a demandar a quien realice abortos y a las personas que ayudan a acceder a esta práctica. Amy Littlefield, que cubre el tema del acceso al aborto para la revista The Nation, plantea que el movimiento por la justicia reproductiva ahora enfrenta no solo estos fuertes obstáculos legales, sino también una severa falta de fondos y una excesiva dependencia de fundaciones vinculadas a multimillonarios que no serán sostenibles por mucho tiempo.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Amy Littlefield.