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El presidente Biden anunció formalmente su plan de visitar Arabia Saudita el próximo mes. Se trata de un dramático cambio de rumbo respecto de las promesas que había hecho de tratar a esta nación árabe como un “paria” a la luz de sus repetidas violaciones a los derechos humanos. Cada vez son más las voces que piden que Biden responsabilice al gobierno saudita por el brutal asesinato y desmembramiento del residente estadounidense y columnista del periódico Washington Post Jamal Khashoggi. Sin embargo, ante la ira desatada en Estados Unidos por el aumento de los precios de los combustibles, Biden parece tener una influencia cada vez menor sobre uno de los países más ricos del mundo en petróleo, que además es el principal comprador de armas de Estados Unidos. “El Gobierno de Biden ha sucumbido a las presiones de la industria militar y al lobby de este Gobierno extranjero para que continúe con estas ventas de armas, que son muy rentables”, dice Sarah Leah Whitson, directora ejecutiva de la organización Democracy for the Arab World Now, fundada por Khashoggi.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Sarah Leah Whitson.