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Analizamos cómo la intervención de una gran empresa en el sistema de agua de Jackson, Misisipi, contribuyó a preparar el terreno para la actual crisis de agua que padece la ciudad, donde la mayoría de la población es negra. La principal planta de tratamiento de agua fue dañada tras una inundación a finales de agosto. Si bien se restableció la presión del agua en la mayoría de los hogares, una serie de videos que se viralizaron muestran que de muchos grifos sale un líquido color marrón no potable. Hasta el día de hoy, decenas de miles de habitantes de Jackson tienen que hervir el agua para consumo. El gobernador de Misisipi, Tate Reeves, expresó que “la privatización es una posibilidad” para la capital del estado. Con esto, se podrían repetir los problemas derivados de un contrato de noventa millones de dólares que Jackson firmó en 2010 con el conglomerado multinacional alemán Siemens. La empresa debía revisar la infraestructura de agua de la ciudad e instalar nuevos medidores para recaudar más ingresos y reinvertirlos en el sistema. “Este contrato resultó un desastre”, dice Judd Legum, que escribió sobre el contrato con Siemens en su boletín político independiente Popular Information. “Básicamente, fue una década perdida, en la que el sistema se deterioró aún más y realmente no se hicieron inversiones sustanciales y, en parte, esa es la causa de lo que está pasando hoy”.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Judd Legum.