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La ciudadanía chilena rechazó la nueva Constitución que habría reemplazado a la impuesta durante la dictadura del general Augusto Pinochet y habría ampliado los derechos de los pueblos indígenas y el acceso al aborto, habría garantizado la atención médica universal y habría abordado la crisis climática. El “Rechazo” obtuvo un 62% de los votos. El presidente Gabriel Boric prometió continuar los esfuerzos para redactar una nueva Constitución. Las grandes empresas así como representantes de intereses extranjeros gastaron más en la campaña para el plebiscito constitucional que los partidarios de esta Constitución que “no ponía el extractivismo como eje del desarrollo de Chile, sino que tenía a las personas como eje del desarrollo”, afirma el escritor chileno-estadounidense Ariel Dorfman. El rechazo a la Constitución no significa un rechazo a sus principios; expresa la hegemonía del status quo neoliberal y el poder de una feroz campaña de desinformación, sostiene desde Santiago de Chile la feminista chilena Javiera Manzi, quien colaboró con la redacción del texto de la constitución rechazada.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Javiera Manzi y Ariel Dorfman.