Este martes finaliza la primera Semana de Libros Prohibidos en Prisiones de la organización PEN America, que reveló cómo la censura que se lleva a cabo en las prisiones constituye en este momento la forma más generalizada de supresión de información en Estados Unidos. Las prisiones y cárceles prohíben más libros que todas las escuelas y bibliotecas del país juntas. La censura neutral al contenido ha aumentado. Mediante estas restricciones, las prisiones y cárceles obligan a los reclusos a obtener libros de “vendedores autorizados” y bloquean la literatura gratuita y usada de familiares y amigos. Los funcionarios penitenciarios también citan motivos sexuales y de seguridad para censurar la literatura científica y creativa. Estas fueron las palabras expresadas por Kwaneta Harris, una enfermera y escritora que se encuentra detenida en confinamiento solitario en el estado de Texas.
Kwaneta Harris: “Esto es lo que Texas considera sexualmente explícito: una guía para realizarse un autoexamen de mamas. Estas son imágenes de nuestros cuerpos que nos muestran cómo cuidarnos. Se nos niegan libros o artículos de revistas sobre anticoncepción, menopausia y salud reproductiva en general”.