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El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha pasado los últimos cuatro años encerrado en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en Londres. Desde allí, sigue luchando para no ser extraditado a Estados Unidos, donde podría ser procesado por cargos de espionaje y, de ser declarado culpable, enfrenta hasta 175 años de prisión. Esta semana, a raíz de las crecientes preocupaciones por la salud de Assange, Reporteros sin Fronteras (RSF) intentó ser la primera ONG en visitarlo en la cárcel, donde en los cuatro años que lleva detenido no se ha permitido el ingreso de ninguna organización de este tipo. Hablamos con Christophe Deloire, secretario general y director ejecutivo de RSF, quien describe cómo a él y a sus colegas se les negó el ingreso a pesar de que su solicitud había sido aprobada.
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