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Conversamos con el pacifista kurdo Kani Xulam, quien se encuentra en la ciudad de Nueva York después de haber caminado en solitario casi 500 kilómetros en 24 días, desde el Monumento a Lincoln, en Washington D.C., hasta la sede de las Naciones Unidas. Su llegada, el lunes 24 de julio, coincidió con el centenario de la firma del Tratado de Lausana, que dividió el territorio de Kurdistán en cuatro partes: Irak (entonces bajo dominio británico), Siria (bajo dominio francés), Turquía e Irán, con lo que el pueblo kurdo permaneció sin un Estado soberano reconocido. “Desde entonces estamos luchando para hacer oír nuestra voz”, declara Xulam. El pueblo kurdo lleva enfrentando décadas de conflictos armados, un genocidio cultural y una prolongada lucha por la autonomía.
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