Al ser fichado en la cárcel por intentar revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, Donald Trump hizo historia como el primer expresidente de Estados Unidos al que se le tomó una foto de prontuario que luego fue difundida públicamente. Apenas comenzó a circular la imagen de Trump frunciendo el ceño ante una cámara de la policía, el propio magnate y político de bienes raíces comenzó a usarla para recaudar dinero para su campaña presidencial de 2024. Hablamos del tema con la profesora de la Universidad de Emory Carol Anderson, quien señala: “Hay varias formas de utilizar las fotos policiales […] para elaborar una narrativa o para reforzar una narrativa”. Además, contrasta la novedad de la foto de prontuario de Trump con el uso que hacen los medios de comunicación y el Estado de este tipo de fotos para instalar una imagen de la delincuencia vinculada a las personas negras. También conversamos con la reportera del periódico L.A. Times Keri Blakinger, quien explica que “la difusión generalizada de fotos de prontuario debilita la presunción de inocencia” y exacerba los prejuicios raciales. Blakinger escribió un libro autobiográfico titulado “Corrections in Ink” (Correcciones en tinta), en el que describe su experiencia de cumplir una condena en prisión en el estado de Nueva York. “Si lo trataran como a cualquier otro acusado, a [Trump] le hubieran puesto una fianza que no podía pagar y lo habrían dejado morir en una celda roñosa”, señala Blakinger y añade a modo de advertencia: “cuanto más celebramos estas fallas en el sistema, más arraigadas se vuelven”.
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