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Menos de un mes antes de que el tapón de una puerta de un avión Boeing se saliera en pleno vuelo, empleados de Spirit AeroSystems, un subcontratista de Boeing, habían tratado de advertir a los directivos de la empresa que existían graves problemas de seguridad en las piezas de los aviones 737 Max. Pero en lugar de hacer caso a sus advertencias, se ordenó al personal falsificar los informes, según revela una nueva investigación del medio The Lever, que analiza una demanda judicial presentada por los trabajadores de Spirit en un juzgado federal. “En algunos casos, los trabajadores fueron objeto de represalias por usar señales de alarma para denunciar las irregularidades”, señala el periodista David Sirota. “En su demanda judicial, estos trabajadores básicamente denuncian que en la empresa hay una cultura de defectos, una cultura de fraude y una cultura de represalias”.
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