Este 21 de febrero es el último día de audiencias de la apelación presentada por el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ante el Tribunal Superior de Justicia británico. Se trata de una instancia fundamental para Assange, ya que podría ser su última oportunidad para evitar ser extraditado a Estados Unidos, donde podría ser condenado a 175 años de prisión por publicar documentos clasificados que expusieron los crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos en Irak y Afganistán. El equipo jurídico del fundador de WikiLeaks, cuya salud se está deteriorando rápidamente, argumenta que el proceso en su contra tiene una motivación política, ya que se busca atacar a Assange por haber expuesto “crímenes de Estado”. Por su parte, los abogados que representan al Gobierno estadounidense están tratando de retratar a Assange como hacker más que como periodista. “Todo el mundo sabe que Assange es periodista. Logró mostrar los crímenes del país más poderoso del mundo como nunca nadie lo había hecho”, dice Matt Kennard, director del área de periodismo de investigación del medio independiente Declassified UK, quien analiza cómo han sido los procedimientos hasta ahora y qué se puede esperar del sistema de justicia británico, así como el precedente que sentaría para el periodismo internacional la extradición de Assange. “Será una condena a muerte para el periodismo de investigación y para la difusión de cualquier tipo de información que no le guste a quien tenga el poder del Estado; algo que será utilizado por regímenes represivos de todo el mundo”.
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