Una nueva investigación de la agencia de noticias Reuters revela que, en el apogeo de la pandemia de COVID 19, el ejército de Estados Unidos llevó a cabo una campaña antivacunas secreta en Filipinas y otros países para sembrar desconfianza hacia las vacunas producidas por China. Esta campaña clandestina del Pentágono, que comenzó en 2020 con el Gobierno de Donald Trump y continuó hasta mediados de 2021 con Biden ya en la presidencia, se llevó a cabo desde cuentas falsas de redes sociales en múltiples plataformas para llegar a las poblaciones locales en el sudeste asiático y otros lugares. La campaña también tuvo como objetivo desacreditar las mascarillas y los kits de prueba para detectar el COVID fabricados en China. “Dentro del Pentágono, dentro de Washington, había un temor de perder influencia en Filipinas” frente a China, dice Joel Schectman, uno de los periodistas de Reuters que participó en la investigación. Schectman dice que si bien es imposible medir el impacto de esta campaña de propaganda, hubo un momento en que la vacuna Sinovac, de fabricación china, era la única disponible en Filipinas, con lo cual la desconfianza generada en esta vacuna mostró ser “increíblemente dañina”.
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