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Amy Goodman y Denis Moynihan
Dos días festivos nacionales muy cercanos en el calendario permiten visibilizar el recorrido sinuoso de la historia estadounidense. El feriado del 4 de Julio conmemora el nacimiento de la nación estadounidense, mientras que la celebración conocida como “Juneteenth”, o Día de la Liberación, conmemora la liberación del último grupo de personas esclavizadas en Estados Unidos, al final de una devastadora guerra civil.
El Día de la Independencia celebra el día en el que, en 1776, el Congreso Continental acordó el texto de la Declaración de Independencia. Por su parte, el Juneteenth es la contracción en inglés de “June Nineteenth” y conmemora lo sucedido el 19 de junio de 1865, día en el que las personas esclavizadas que residían en la ciudad de Galveston, en el estado de Texas, finalmente se enteraron de que eran libres. Eso sucedió dos meses después del fin de la Guerra Civil y más de dos años y medio después de que el presidente Abraham Lincoln firmara la Proclamación de Emancipación, que efectivamente los había convertido en hombres y mujeres libres.
Estas dos festividades, aunque son de celebración, también brindan la oportunidad de reflexionar sobre los crímenes y contradicciones de la nación estadounidense, y ojalá que también sirvan para abordarlos.
Tomemos, por ejemplo, el monumento más emblemático de Estados Unidos: la Estatua de la Libertad. Esta estatua, formalmente llamada “La libertad iluminando al mundo”, fue un obsequio que Francia le hizo a Estados Unidos. La idea de este monumento se remonta a 1865.
El historiador Clint Smith es autor del libro “How the word is passed: A reckoning with the history of slavery across America” (Cómo se difunde la información. Revisionismo histórico de la esclavitud en Estados Unidos). Durante una entrevista que mantuvo con Democracy Now! en 2021, Smith habló acerca de la estatua: “Édouard de Laboulaye, un abolicionista francés, fue quien concibió la idea de la Estatua de la Libertad y de ofrecerla como obsequio a Estados Unidos […] para celebrar el fin de la Guerra Civil [estadounidense] y la abolición [de la esclavitud]”.
Smith describió luego una característica poco conocida de la estatua: sus grilletes.
“La idea original incluía colocar un par de grilletes rotos en las muñecas de la 'Dama de la Libertad' para simbolizar el fin de la esclavitud. […] Finalmente, sustituyeron los grilletes por una tablilla y una antorcha y colocaron los grilletes de manera muy sutil debajo de la túnica, a la altura de los pies. Pero la única manera de ver estas cadenas rotas, estos eslabones rotos, es desde un helicóptero o un avión”.
La estatua se alza sobre un enorme pedestal que oculta los pies de la Dama de la Libertad a los peatones que se encuentran debajo.
El monumento iba a ser inaugurado en 1876 con motivo del centenario de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, pero la construcción se retrasó. Para el momento de la inauguración, el 28 de octubre de 1886, muchas cosas habían cambiado desde que De Laboulaye concibió la estatua en 1865. Sí, la esclavitud había terminado, pero también había concluido el período de la Reconstrucción, en el que se pretendió reconstruir el sur de Estados Unidos devastado por la guerra y empoderar a la población negra recién liberada. En cambio, se estaba instaurando el sistema de segregación y terror racial que se conocería más tarde como “era de Jim Crow”.
Asimismo, las mujeres seguían excluidas de la mayoría de los aspectos de la vida económica y política del país. La Asociación Nacional por el Sufragio de la Mujer, creada en la ciudad de Nueva York, alquiló un barco de vapor para protestar por la inauguración de la Dama de la Libertad. En un país donde la mujer no tenía derechos políticos, las sufragistas consideraron que el uso de la figura femenina para representar la libertad era “una mentira gigantesca, una parodia y una burla”.
La protesta de estas mujeres interrumpió el acto de inauguración del monumento, incluido el discurso de apertura del político y empresario Chauncey Depew. En su discurso, Depew habló a favor de los ideales democráticos, pero también denunció a “los anarquistas y las bombas” y declaró: “… quienes vienen a perturbar nuestra paz y destronar nuestras leyes son extranjeros y enemigos para siempre”.
La inauguración de la estatua tuvo lugar poco más de cinco meses después de la “revuelta de Haymarket”, ocurrida en la ciudad de Chicago cuando la explosión de una bomba en una manifestación en reclamo de la jornada laboral de ocho horas desencadenó incidentes y una violenta represión policial. La explosión y los posteriores disparos efectuados por la policía causaron la muerte de siete agentes de policía y al menos cuatro civiles, y dejaron decenas de heridos. Varios líderes del movimiento obrero de Chicago fueron juzgados y ejecutados tras la masacre, lo que marcó el inicio de una era de represión violenta contra los movimientos obreros y sindicales que duraría varias décadas.
La historia del progreso social en Estados Unidos es compleja, enredada y a menudo sangrienta.
En la conversación con Democracy Now, Smith agregó: “Si no comprendemos y tenemos en cuenta esta historia, que en realidad no fue hace tanto tiempo, que en términos de la historia de la humanidad fue apenas ayer, entonces no comprenderemos plenamente las desigualdades que ocurren en la actualidad, no entenderemos cómo la esclavitud dio forma a la estrucutra política, económica y social de este país”.
Fue el poema de Emma Lazarus titulado “New Colossus” (El nuevo coloso) —encargado por Joseph Pulitzer para recaudar fondos para el pedestal de la estatua— el que vinculó para siempre a la Dama de la Libertad con las personas migrantes. Uno de los versos del emblemático poema reza: “Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, a vuestras masas amontonadas que anhelan respirar en libertad”. Para muchos de los doce millones de inmigrantes que llegaron a la isla Ellis entre 1892 y 1954, la estatua fue lo primero que vieron al arribar a su nuevo hogar.
Actualmente, en pleno 2024, Texas, el primer estado en establecer el feriado de Juneteenth, ha desplegado su Guardia Nacional y otros agentes armados para disuadir y deportar a los migrantes que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México. Asimismo, el presidente Biden se ha sumado a la ola antiinmigrante y ha cerrado la frontera a los solicitantes de asilo
Si la Dama de la Libertad, antorcha en mano y grilletes rotos a sus pies, pudiera derramar lágrimas, lo haría ahora. Lágrimas de dolor, sí, pero también lágrimas de alegría por los movimientos que luchan por la libertad e iluminan al mundo.
© 2024 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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