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El jueves 15 de agosto, funcionarios de salud de Gaza anunciaron que, la cifra oficial de muertes provocadas por la guerra sostenida por Israel desde hace 10 meses ha superado las 40.000, aunque se cree que dicho número está muy por debajo de la cantidad real de personas fallecidas. Pocos días antes de este anuncio, el Gobierno de Biden aprobó una nueva venta de armas a Israel, por un monto de 20 mil millones de dólares. El paquete incluye 50 aviones de combate F-15, municiones para tanques, proyectiles de mortero, vehículos tácticos y misiles aire-aire avanzados. Al aprobar esta venta, el Gobierno estadounidense hizo caso omiso a la demanda, que cobra cada vez más fuerza en Estados Unidos, de imponer un embargo de armas a Israel. “Simplemente se está dando continuidad a la política que se viene implementando hace diez meses, Estados Unidos proporciona a Israel todas las armas que solicita”, señala Josh Paul, un funcionario del Departamento de Estado de larga trayectoria que trabajaba en el área de transferencias de armas y, en octubre, renunció en oposición al aumento de las ventas de armas a Israel. “Es un momento oscuro en la política exterior estadounidense”. También hablamos con Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, quien dice que es “incomprensible” que Estados Unidos siga suministrando armas a Israel. “No deberían entrar más armas a ese lugar si no hay un alto el fuego”.
Para ver la entrevista completa en inglés, haga clic aquí.
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