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En el estado de Georgia se registran al menos dos muertes de mujeres vinculadas a la entrada en vigencia de la prohibición del aborto después de las seis semanas de gestación, promulgada tras la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de anular el fallo conocido como “Roe contra Wade”, que garantizaba la legalidad del aborto en todo el país. Candi Miller y Amber Thurman eran mujeres negras y ambas eran madres de niños pequeños. Murieron al no poder acceder a una atención médica adecuada ante complicaciones poco comunes pero tratables derivadas de abortos farmacológicos. Hablamos del tema con la editora del medio ProPublica Ziva Branstetter, quien publicó un artículo sobre las muertes evitables de Miller y Thurman, y con la activista de derechos reproductivos Monica Simpson. “Nuestro estado está atravesando una crisis de salud materna”, plantea Simpson, directora ejecutiva de la organización SisterSong, que está presente en todo el sur de Estados Unidos y trabaja por los derechos de las comunidades de color, sobre las cuales recaen desproporcionadamente los impactos de las restricciones en el acceso al aborto.
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