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El viernes 7 de febrero, el presidente Trump firmó una orden ejecutiva que congela toda la ayuda internacional que Estados Unidos envía a Sudáfrica, alegando que la nueva ley de reforma agraria sancionada en el país es una forma de “discriminación racial patrocinada por el Gobierno”. Si bien ya han pasado décadas desde el fin del régimen del apartheid, la minoritaria población blanca de Sudáfrica aún posee la mayor parte de las tierras agrícolas del país. Trump también criticó el juicio por genocidio impulsado por Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia y dijo que Estados Unidos recibiría en calidad de refugiados a ciudadanos blancos de Sudáfrica que enfrentan lo que calificó de persecución. Los recortes en la ayuda de Estados Unidos ya están provocando un sufrimiento generalizado en Sudáfrica, donde “después de 30 años de democracia, las cosas no han cambiado mucho en términos de distribución de la riqueza” y la población blanca con raíces colonialistas está “utilizando la política, la ideología, la desinformación y la propaganda […] para mantener este status quo”, sostiene el activista sudafricano Trevor Ngwane.
Para ver la entrevista completa en inglés, haga clic aquí.
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