
Una de las fijaciones más intensas que ha mostrado el presidente Donald Trump desde su regreso a la Casa Blanca tiene que ver con tomar el control y supervisar el Centro Kennedy para las artes escénicas, una institución nacional de arte y cultura de Estados Unidos, ubicada en Washington D.C. Trump despidió a la presidenta del Centro Kennedy, reemplazó a la junta directiva bipartidista con personas leales a él y se hizo nombrar presidente de la institución con la promesa de cambiar su programación “woke” por temáticas más patrióticas. El lunes 17 de marzo, Trump asistió al Kennedy Center para presidir personalmente una reunión de la junta. Si bien muchos artistas decidieron cortar lazos con el Centro Kennedy tras la toma de control por parte de Trump, la semana pasada las músicas folclóricas Nora Brown y Stephanie Coleman dieron un concierto allí y aprovecharon la oportunidad para protestar desde el escenario contra las políticas de Trump. “Evaluamos cuál sería el método de protesta más efectivo” y decidimos que “nuestras voces serían más fuertes en el escenario”, cuenta Brown. “El arte es una forma fundamental que tenemos las personas para expresarnos y para reconocer las historias, experiencias y luchas de otras personas”, añade Coleman.
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