
El lunes 17 de marzo, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) detuvieron en Colorado a la activista de derechos migratorios Jeanette Vizguerra, quien vive en Estados Unidos hace más de 30 años. Vizguerra fue emboscada por funcionarios del ICE durante un descanso en su trabajo y ahora está recluida en una prisión privada de Aurora. Vizguerra se hizo conocida durante el primer Gobierno de Trump cuando se refugió con sus cuatro hijos en el sótano de una iglesia para evitar ser detenida por el Servicio de Inmigración. En 2017 la revista Time la nombró como una de las 100 personas más influyentes del año. “Si los tribunales no pueden salvarnos, nos salvaremos entre nosotros”, dice Jennifer Piper, directora de programas de la organización American Friends Service Committee de Colorado. “Solo el pueblo puede salvar al pueblo y convertir en realidad la justicia y la democracia”. También hablamos con una de las hijas de Vizguerra, Luna Báez, de 21 años, quien dice que, en los días previos a su detención, su madre venía sintiendo que la vigilaban, en ocasiones desde vehículos sin identificación. “Es algo que da muchísimo miedo”, dice Báez.
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