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Las denuncias de fraude generalizado en las últimas elecciones, en las que el partido del primer ministro Vladimir Putin, Rusia Unida, obtuvo la mayoría parlamentaria, impulsaron protestas callejeras masivas contra la clase política rusa. Esto ocurre cuando se cumplen veinte años de la desintegración de la Unión Soviética. “El motivo por el que la gente que controla la oligarquía financiera rusa no quiere elecciones libres es porque ellos saben que los ciudadanos van a votar a los candidatos que se comprometieron a confiscar los bienes [que fueron privatizados en la década del 90]”, sostiene Stephen Cohen, profesor de estudios rusos en la Universidad de Nueva York. Cohen señala que “estas elecciones no fueron libres ni limpias, pero fueron las más libres y limpias de los últimos 15 años” y que los miembros de la clase media del país constituyen el grueso de los manifestantes. Cohen afirma además que la prensa estadounidense no informó sobre el resurgimiento del Partido Comunista apoyado principalmente por los votantes de la clase trabajadora en vastas provincias de Rusia, el cual podría desafiar a Putin en la carrera presidencial del año 2012 y obligar a que haya una segunda vuelta electoral.